Ecuador Decide rechaza TLC con México

Desde la organización denuncian que la sociedad es excluida con el propósito de impedir el escrutinio público. Alertan que así se intenta que permanezcan ocultos los efectos que tienen estos tratados para los pueblos, los territorios y la naturaleza.

Quito, 25 de mayo de 2022

Pronunciamiento frente al TLC Ecuador – México

Las declaraciones del Ministro de la Producción, Julio José Prado, aprovechando la visita a inicios de mayo del Presidente Lasso a Israel, en el sentido de que el gobierno ecuatoriano agilitará la suscripción de un Tratado de Libre Comercio con ese país, mientras negocia con ese mismo país un acuerdo sobre seguridad, confirman que las líneas estratégicas del régimen tienen que ver con la apertura indiscriminada al comercio internacional y la aplicación de mano dura para el control social.

El slogan “Más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador” se refiere precisamente a eso. Ya en febrero de este año el Presidente Lasso anticipó que en los próximos tres años buscará firmar Tratados de Libre Comercio con diez países. Como parte de semejante proyecto, este 23 de mayo dio inició la última ronda de negociación del TLC con México, requisito final para el ingreso del Ecuador a la Alianza del Pacífico.

Como se sabe, estas negociaciones se realizan entre gobiernos y sectores empresariales y su contenido es confidencial. La sociedad es excluida con el propósito de impedir el escrutinio público y que permanezcan ocultos los efectos que tienen estos tratados para los pueblos, los territorios y la naturaleza.

Esto lo conocen bien las comunidades de México, país donde el éxito de las empresas transnacionales ha sido enorme a partir de la aplicación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la avalancha de tratados que vino después. Pero el costo de este éxito empresarial son los daños profundos provocados en los sistemas de vida en México. Después de tres décadas de desregulación en favor de las empresas y de despojar a la gente de canales para que se defienda, el resultado es una sistemática devastación socioambiental y de la salud pública, y condiciones de extrema explotación laboral.

Condiciones similares se encuentran en Colombia, Chile y Perú, los otros países que integran la Alianza del Pacífico. Todos con largas trayectorias neoliberales, que incluyeron la adopción de tratados de libre comercio. A la vez, son países donde hace poco surgieron escenarios de mucha conflictividad que dieron lugar a procesos que exigen un cambio profundo de rumbo.

Esto confirma las advertencias que hemos hecho desde los movimientos sociales sobre las consecuencias que tienen los TLC. Cuando las transnacionales ganan, los pueblos son mortalmente agredidos. La explotación laboral, la devastación del medio ambiente, no son desafortunadas consecuencias del capitalismo de libre mercado, sino la realidad en la que se asienta. Los impactos en el Ecuador no tienen por qué ser diferentes.

La sociedad ecuatoriana, especialmente los sectores sociales más afectados por la crisis, así como las organizaciones y sociedad mexicana, no podemos permanecer pasivos frente a unas negociaciones comerciales que derivarán en la imposición de políticas aún más excluyentes e inequitativas. Es imperativo ponerle un freno a estas negociaciones inconsultas y secretas que se realizan a espaldas de la sociedad.

Lo que está en juego es la posibilidad de salir de la crisis sin agravar aún más la devastación social y ambiental de nuestros países. Es por esto que venimos realizando los acercamientos necesarios con organizaciones mexicanas como RMALC (Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio) y otras redes y organizaciones amigas, para de manera conjunta seguir planteando las necesarias alternativas al mal llamado libre comercio.

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