Mercosur: Brasil da marcha atrás en la reducción del AEC

Luego de varios meses de insistir en liberalizar la política arancelaria del bloque, Jair Bolsonaro tuvo que ceder a las presiones internas y renunciar a eliminar unilateralmente el Arancel Económico Común que protege el desarrollo de varios sectores industriales.

La noticia se conoció a pocas semanas de la próxima Cumbre de Jefes de Estados del bloque, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, prevista para el 5 de diciembre en la ciudad de Bento Gonçalves, en Río Grande do Sul. Se trata de una decisión que responde a presiones internas de las cámaras industriales de Brasil, pero también al nuevo escenario político marcado por el triunfo de Alberto Fernández en las elecciones argentinas del pasado 27 de octubre.

En su ansiedad por echar por tierra la principal herramienta económico-tributario-productiva del Mercosur, el presidente de Brasil y presidente pro témpore del mercado común, Jair Bolsonaro llegó a especular con la suspensión de la Argentina del espacio económico en caso de un triunfo electoral de Fernández, quien se manifiesta abiertamente crítico de las políticas neoliberales.

El exabrupto diplomático, más allá de su tono amenazante, era solo una expresión de deseo en tanto que la cláusula democrática del Protocolo de Ushuaia (aplicada otrora a Paraguay y a Venezuela) no puede utilizarse por razones económicas. Pero más allá de la escaramuza política, la decisión de reducir el Arancel Económico Común del Mercosur (AEC) implicaba un duro golpe a sectores industriales de alta incidencia tanto en la generación de empleo como en las cadenas de valor industriales de las economías brasileña y argentina.   

“Bolsonaro adelantó la Cumbre del Mercosur para negociar con Macri la liberalización y flexibilización de los mecanismos de protección de la industria interna. Esa decisión fue un movimiento del sector más neoliberal dentro del gobierno brasileño, encabezado por el ministro de economía Paulo Guedes. Pero la falta de consenso interno hizo que el sector industrial presionara y evitara el avance de esta medida. Esto abre un espacio para el diálogo al interior del Mercosur. Un dialogo muy tenso, porque impone al nuevo gobierno argentino de Alberto Fernández el desafío de mantener la unidad del Mercosur y al mismo tiempo, mantener a Brasil contento con una agenda exterior que podría implicar, por ejemplo, negociar un tratado de libre comercio con EE.UU”, explicó Luciana Ghiotto, Doctora en Ciencias Sociales de la UBA e investigadora del CONICET en materia de comercio internacional.

La reducción del AEC implicaba un duro golpe para sectores industriales clave en la generación de empleo. En el caso de la producción de automotriz, la siderúrgica de aceros laminados y textiles la intención era pasar de un arancel externo del 35% al 12% y al 4% en el caso de la fabricación de ómnibus. También implicaba pasar de aranceles promedio del 31% al 12% en calzados y del 14% al 7% para la importación de bienes de capital. La Confederación Nacional de la Industria de Brasil (CNI) y la Unión Industrial Argentina (UIA) han presentado críticas a estas drásticas reducciones arancelarias, que representan en el conjunto de los sectores industriales una baja promedio del 50%.

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